Las muelas del juicio, también llamadas cordales o terceros molares, son el tercer molar de los seres humanos. Erupcionan generalmente entre los 17 y 25 años de edad, si bien pueden aparecer a una edad más temprana o más avanzada, y en ocasiones, no hacerlo nunca, por estar retenidas (impactadas) o por no haberse formado en absoluto (agenesia).
Reciben este nombre porque suelen salir a la edad en que aparecen las personas tienen un juicio más desarrollado y completo que cuando aparece el resto de la dentición definitiva.
Existen cuatro muelas cordales (una por cada cuadrante bucal) y se encuentran en la última posición de la línea de la dentadura, al fondo de la boca. En ocasiones, puede existir una patología específica relacionada con el desarrollo y la erupción de estos dientes. No obstante, en la mayoría de los casos, las muelas del juicio presentan un desarrollo asintomático, estén o no impactadas, esto es, parcial o totalmente retenidas. Su anatomía varía mucho, pueden tener entre una y cuatro raíces y entre uno y seis conductos radiculares, y además pueden tener conductos en forma de «C». Pueden estar significativamente inclinadas en sentido distal y/o vestibular.
¿Hay que extraer siempre las muelas del juicio?
Aunque estos dientes pueden ser útiles y valiosos cuando están libres de infección y correctamente alineados, con frecuencia representan un problema para nuestra salud bucodental y se hace aconsejable su extracción.
En Centro Dental Bailén recomendamos extraerlas cuando aparecen mal alineados en los maxilares y suponen un riesgo hacia el bienestar de los molares sanos que tienen al lado. En muchas ocasiones, las muelas del juicio aparecen horizontales respecto al plano correcto de erupción e impactados en los segundos molares, aumentado el riesgo de que estos puedan padecer caries en zonas difícilmente restaurables y también tengamos que extraer. También ocurre con frecuencia que la vía de erupción sea correcta, pero que los maxilares sean demasiado pequeños para poder albergarlos.
Cuando esto ocurre, o bien no aparecen en boca, o bien se quedan a medio salir quedando la encía encima de estos como la visera de una gorra. Esta circunstancia provoca que se acumule mucha comida, placa bacteriana y suciedad entre la encía y la muela, aumentando el riesgo de sufrir caries, graves infecciones, dolor, inflamación de la mejilla, la aparición de pus y halitosis, mal aliento.
Pero, ojo, que las muelas del juicio no siempre hay que extraerlas. Cuando éstas son visibles en una radiografía rutinaria o aparecen en boca, sólo debemos controlar su evolución y, si no dan problemas y no suponen un riesgo hacia las estructuras vecinas, las mantendremos en boca sin ningún problema. Lo mejor es que te vengas a Centro Dental Bailén y te echemos un buen vistazo. La primera visita es gratuita.
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